domingo, 20 de febrero de 2011
Madurez cívica y religiosa, por José Serna Andrés
Están que arden las relaciones la Iglesia y el Estado...
Un
laicismo inteligente es el que asume la representatividad total de toda la
ciudadanía, en función de los votos que ha recibido y no consiente que una
jerarquía religiosa dirija toda la sociedad, pero tampoco debe dar la espalda a
los elementos socializadores de la religión.
Desde el
Estado necesitamos una ciudadanía adulta que participe constantemente en
barrios, pueblos, partidos y sindicatos al servicio de toda la colectividad. Y,
desde quienes nos consideramos Iglesia, necesitamos personas laicas adultas a
quienes no se les nuble la vista por un pequeño movimiento de aire.
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