viernes, 10 de abril de 2015

Religión y ciencia en la educación.




El dogmatismo, antes de raíz religiosa entre nosotros, que forzó a Galileo a retractarse del heliocentrismo, deviene ahora frecuentemente de raíz científica, cuando trata de imponer, también en la educación, una visión del mundo como científicamente cierta

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El debate secular entre Fe y Ciencia, al parecer nunca definitivamente resuelto, se ha visto inopinadamente atizado al publicarse el currículo de Religión de aplicación en la LOMCE. Celosos guardianes del nuevo fuego sagrado y desencantados del antiguo, por igual, claman y reclaman respeto y sumisión a la única doctrina que merece tal nombre en la alborada del verdadero conocimiento, el científico. En un artículo de regusto entre ácido y amargo (El Correo 06.03.15), el señor Pello Salaburu aborda una serie de aspectos que conciernen a la religión, a su tratamiento como asignatura en la LOMCE y al perjuicio que, a su juicio, va a causar en la formación científica del alumnado.

A lo largo del artículo el señor Salaburu hace una comparación entre religión y  ciencia. Coincidimos con él en las consecuencias desastrosas que el mal uso de la religión ha causado a lo largo de la historia. Pero detengámonos ahora un momento a observar las consecuencias que el mal uso de la ciencia ha causado en sus pocos siglos de historia, y respondamos honestamente, ¿se puede mantener después de Hiroshima, que “gracias a la religión se ha matado de forma más eficaz”?